miércoles, 30 de enero de 2019

TRAVESÍA A NADO Costa Nigrán

8 de julio de 2018

Hace meses ya desde que pasamos en Galicia todo el mes de julio. Las intenciones deportivas eran magníficas, ya que 30 días dan para mucho. Es por ello que me inscribí a la travesía a nado que voy a resumir hoy, a un triatlón y tenía fichadas otra tres carreras a pie.
Pero la realidad es que solo hice esta travesía, y porque era mi séptimo día de estancia en las Rias Baixas, ya que por aquel entonces el albariño, ribeiro, el marisco, el chiringuito de la playa y el pescado fresco del día a la brasa ya se habían apoderado de mi sin dejar rastro de las ganas de hacer deporte. Así que esta competición de nado y gracias.

Llegamos con el tiempo justo para no variar, aparcamos cerca de la salida. Pero los gorros se retiran donde Cristo perdió la sandalia, pues nada, calentamiento de un par de kilómetros de carrera contínua para darme cuenta de que empiezo a oxidarme, pues son dos semanas las que llevo sin entrenar nada.

Otro contratiempo, no encuentro el neopreno! Ni en el coche, ni en los bártulos de la playa...expediente x. Resulta que lo habían pillado unas chicas, acompañantes de los deportistas que me habían indicado donde se recogían los gorros. Expediente resuelto.

Sin perder tiempo voy hacia la línea de salida para afrontar los casi mil metros que nos separan de la meta. 80 metros mar adentro para después girar 90 grados a la derecha e ir perpendicular a las boyas. Comienzo bien, llegando a ponerme en segundo lugar por unos instantes. Pero los 800 metros en paralelo a la playa se me hacen interminables, nadando mal, a disgusto, agobiado, llegando incluso a pararme un par de veces. Un desastre, vamos.

Cruzo la meta en quinta posición de mi categoría, aunque sin duda pocos días he nadado tan mal. No pasa nada, ahora toca seguir disfrutando de esta gran tierra, Galicia calidade.