lunes, 6 de mayo de 2013

Surf

Retomo con esta entrada, dedicada al surf, el tema de mi retrospectiva en lo que al deporte se refiere.

Antes que el surf, como muchos otros, mis primeros deslizamientos por las olas los hice con un bodyboard, es decir, yendo tumbado sobre un "corcho".

Que buenos momentos cuando éramos adolescentes y no existían las previsiones a través de Internet que tenemos hoy en día. Nos montábamos en el metro para dirigirnos a Sopelana sin saber qué nos íbamos a encontrar. A veces acertábamos, muchas otras, no, pero al fin y al cabo todo formaba parte de la aventura. Primero Euskotren hasta Bolueta, luego metro hasta Larrabasterra y después cargado con la mochila, el bodyboard y las aletas hasta la playa. Lo peor era la vuelta ya que el peso se multiplicaba por culpa del traje mojado.

A los dieciocho años, ya con coche (el de mi aita, mejor dicho) pasé el verano en la playa de Laida trabajando como socorrista. Y allí, por fin, probé a surfear una ola de pie. Lo hice con el tablón de rescate, pesado como él solo e imposible de maniobrarlo. Hice mis pinitos en el surf únicamente durante los tres veranos que estuve en Laida. Después, durante un par de años, me dediqué al remo, pero eso será otra historia.

Con veinticuatro años casi a la vez Jonlo, Zigor y yo nos compramos una tabla de segunda mano cada uno y comenzamos a ir a surfear con frecuencia por la costa de Bizkaia y Cantabria principalmente. Momentos irrepetibles aquellos en los que a veces íbamos en el coche que tenía Zigor, un Citroen Saxo, cargados con las tres tablas. Imaginaos, hasta que llegamos a la playa no éramos capaces de vernos las caras entre nosotros.

Poco a poco fuimos mejorando y nos hicimos con tablas más pequeñas que nos permitieran girar con más facilidad. En mi caso, Maitane, con su primer sueldo me hizo un pedazo de regalo, ni más ni menos que una tabla de surf hecha a medida. Va de lujo y la tengo como nueva todavía aunque sean ya muchos baños en los que la he utilizado.

De repente, llegó un momento en el que nos metíamos en sesiones de surf cada vez más exigentes, con olas bastante grandes...demasiado para el menda, que pasó miedo durante muchas sesiones. Intenté remediarlo volviendo a surfear en olas pequeñas, pero el daño ya estaba hecho. Consecuencia: estuve algo más de año y medio sin hacer surf. Hasta que hace dos años y de nuevo físicamente en forma, volví a desempolvar las tablas y los trajes para darle otra vez al surfing. Y sin duda, esta puede que sea la mejor etapa, en la que más disfruto de las olas. Al haber vuelto la confianza he notado que mi nivel ha aumentado y he surfeado en olas cada vez más grandes y con relativa tranquilidad.

A continuación os dejo unas fotos de la última sesión en la que coincidimos los tres...que siga la fiesta!!!
Zigor y Jonlo



No hay comentarios:

Publicar un comentario