Pero lo que no he hecho aún, ni a corto plazo tengo previsto, es correr. Hay que dejar pasar pasar más tiempo para no recaer. A todo el que veo pasar corriendo a mi lado le miro con envidia, pero qué le vamos ha hacer, así es la vida.
Otra de las cosas que tenía aparcadas sin motivo aparente y que recientemente he retomado es el surf. Con (casi) tres sesiones en menos de una semana. El primer día baño tranquilo para ir retomando el pulso al tema, cuatro babas y otras cuatro olas largas que se dejaban hacer. Buen rebautismo.
Segunda día con una mar que iba subiendo cada vez más. Dudaba entre dos lugares y creo que finalmente no acerté. Dos olas bastante decentes y comidas de series como un campeón.
Y el tercer día, ya con un mar bastante gordo me desplazo a una playa resguardada. Me vuelvo a casa sin mojar el traje. Olas grandes, mucha corriente, cerrotes y pocas ganas de pelear con esas condiciones. Es lo que hay. Habrá más día, pues las marejadas de otoño son constantes.
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