miércoles, 24 de enero de 2018

Basauriko HERRI KROSA

5 de noviembre de 2017.

Dos semanas después de Las VI Millas, vuelvo a correr en el pueblo, todo un lujo. El tiempo no acompaña, la verdad, trombas de agua alternando con ratos de sol. Precisamente eso, un breve rato de sol y cielo azul hace que en el último momento me desprenda del chubasquero. Mala decisión, error, pues pronto empezaría a caer agua como chuzos.

Comenzamos y me pongo "a rueda" de Guti, aunque a partir del segundo kilómetro voy perdiendo metros con él. No pasa nada, pues de momento gozo con el sol.

Subimos hacia el poli y nos dirigimos hacia San Miguel. A la altura del Merca, ya lloviendo, me uno al ritmo de un par de amigos que van charlando. Hacemos una grupeta de seis corredores. Me cuesta, pero es un buen ritmo para mi.

La cuestecita de San Miguel, para variar, la subo con dignidad. De ahí para el poli y cruzar la línea de meta. Por el camino se quedarían atrás tres integrantes del grupito, yo haría lo propio al pasar de nuevo por el Merca. Relatívamente cerca, le veo a Guti, pero ya no me va a dar tiempo a alcanzarle. Último esfuerzo y paro el crono en 53 minutos una vez recorridos los 11 km.

Curioso que haya empleado 52 segundos menos que cuando hice esta prueba por primera vez, allá por el año 2012, cuando entrenaba cinco o seis días por semana, y no solo eso, también creía que entrenaba bien. Sin embargo, ahora es raro la semana que puedo sacar un par de sesiones de entrenamiento. Expediente X.

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