Aprovechando que hemos estado de vacaciones diez días por la zona, me inscribí en este triatlón que se realiza muy cerca de la desembocadura del Ebro. Este día no iba a ser distinto a los demás, y el sol también iba a hacer acto de presencia.
150 deportistas en línea de salida, con casi un 50% de chicas, bravo.
Más que dudas, lo que tengo son miedos e inseguridades. El brazo todavía está mal y llevo casi un mes sin entrenar (salvo tres sesiones de rodillo).
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Los acompañantes podían seguirnos a pie por el paseo. |
Pillo la bici para afrontar los 20 kilómetros pertinentes con viento de costado. No es mi bici, sino una que he alquilado.
Lo bueno es que es un circuito de ida y vuelta completamente llano, por lo que no tengo que andar cambiando platos ni piñones. Menos mal, porque los platos, al no tener fuerza, no puedo cambiar, así que dejo todo preparado al principìo y ya no hace falta tocar nada.
Este sector se me hace muy divertido, pues entre ir a relevos (drafting permitido), rodar en grupos, perder grupos, rodar en solitario, enlazar con otros triatletas, etc. resulta que sean 20 km muy entretenidos. Aún asi, acabo muy castigadito este sector y algo incómodo porque la bici no la llevaba a mi medida.
Rápidamente me calzo las zapatillas para completar el triatlón con 5 km a pie, sin novedad, en mi línea.
La verdad, he disfrutado, en general, muchísimo. Gran forma de iniciar las vacaciones.
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El mejor avituallamiento que puedo tener |