Muchos nervios durante la tarde, apenas puedo conciliar el sueño durante algo más de una hora. Me lleva Maitane a Gopegi, localidad desde donde parte esta carrera bianual a las 12 de la noche del viernes. Mucha gente, 1700 deportistas inscritos.
Últimos preparativos |
Dan la salida y los dos primeros kilómetros, hasta llegar a Murua, se hacen trotando suave suave, a modo de calentamiento mientras muy poco a poco se estira el grupo (es muy difícil ir solo durante los 100 km). A partir de aquí entramos en terreno montañoso, por una pista forestal con una tendida pendiente muy llevadera que me llevará a la Cruz del Gorbea en una hora y 54 minutos. Eso sí, arreciaba el viento y la mayoría hemos tenido que ponernos el cortavientos. Al perder altura de nuevo será devuelto a la mochila.
Iniciamos la bajada, inmediatamente al pasar el collado del Aldamiñospe, en el kilómetro 11 más o menos, al adelantar a un corredor por una senda me tuerzo completamente el tobillo derecho. Mucho dolor, e incluso más de una lágrima de rabia e impotencia. No me lo puedo creer. ¿Por qué corro? ¿No puedo esperar a una pista, o incluso a que se haga de día, sobre todo teniendo en cuenta que mi frontal alumbra lo mismo que una vela? Me echo a un lado del camino y dejo que me pasen tropecientos corredores. Sigo de manera lenta intentando buscar soluciones, esperando que cese el dolor. Decido tomar un ibuprofeno y seguir, veremos como evoluciona el tema.
Llegamos a Ubidea por sencillas pistas, donde tenemos un avituallamiento líquido y donde reina el buen ambiente, con mucha gente animando a los corredores. Repongo los botellines y la siguiente parada es Otxandio. Ya antes de llegar aquí noto que por momentos en vez de andar deambulo, se me cierran los ojos, me estoy quedando dormido. Vaya día el mío...o mejor dicho, menuda nochecita. Y para rematar, unos dolores en la parte externa del pie izquierdo me empiezan a preocupar.
Otxandio se situa en el km. 27 de carrera, fin de la primera etapa y primero de los dos escasos avituallamientos sólidos. Llego a las 4:15 y me tomo 15 minutos de descanso para comer y sobre todo para beber Coca-Cola.
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Avi de Otxandio |
Sigo mis pasos hacia Urkiola, y otra vez lo mismo. Malísima la hora y media que tardé en llegar a Urkiola. Iba pensando en echar una siesta en el avituallmiento líquido junto al santuario y que me despertaran al de media hora, pues así no estaba en condiciones de subir al Anboto. Lo bueno que antes de llegar ya empezó a clarear, así que me espabilé un poco. Después, los ánimos de la gente hizo el resto. Ahora tengo unos tres
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Asoma Anboto |
En la brecha de Agindui, a 40 metros de desnivel de la cima, justo antes del tramo más complicado, tenemos el control, y a continuación descenderemos un poquito más a la derecha de por donde hemos ascendido. Esta ha sido la novedad de este año, ante los riesgos que suponía bajar a más de mil participantes por el espolón sur (ya hubo que lamentar algún daño en la pasada edición) se decidió variar el recorrido. Para mi, personalmente, es una decisión acertada. Aún así, el que quisiera, podía subir hasta la cima si quería.
Me pregunto cuantos hicieron los diez míseros metros de desnivel que faltaban desde el control de Aizkorri hasta su cima...yo no, y los que estaban a mi alrededor tampoco. Lo dejaré para otro día.
Bueno, hago el descenso sin problemas y llego al avi de Zabalandi. Tremenda desde aquí la vista hacia Anboto. Al de un rato nos metemos por un bosque y volvemos a ganar altura hasta llegar al control del monte Oriol. Vuelta a bajar, esta vez el puerto de Kurtzeta. El dolor del tobillo derecho parece que ha desaparecido, aunque sigue muy rígido. Sin embargo, el dolor en el pie izquierdo aumenta. Cada paso que doy es un pinchazo que sufro. Me tomo otro ibuprofeno.
Acometo la subida a Jarindo, desde aquí ya solo queda algo de llaneo y una posterior empinada bajada que me lleva al Km 60, Landa, fin de la segunda etapa y último avituallamiento sólido. Aquí están Maitane y mi ama, y solo quiero llegar, enseñarles los pies y escuchar "venga, vámonos a casa, así no puedes seguir, ya has hecho suficiente". Pero la realidad es que fisicamente, tras casi 11 horas de actividad, me encuentro perfectamente. Me quito las zapatillas y calcetines y efectivamente el tobillo derecho está como una bota. Ninguna novedad. En el pie izquierdo no hay ninguna marca ni nada (todavía) que indique que esté mal, pero puedo jurar que sentía mucho dolor. Así que por parte de Maitane "venga, adelante, es todo mental, lo estás haciendo estupendamente bien", mientras que mi ama, más conservadora, "en dos años se vuelve a hacer la carrera, estamos todos muy orgullosos, no fuerces".
Buscando a mis chicas... |
Vale, ya las he encontrado!! |
Como algo (hasta ahora solo he comido una barrita, un par de gominolas, un plátano y algún gel), me cambio de camiseta, calcetines, zapatillas y tras charlar un rato y recibir los últimos ánimos, tras 40 minutos, a las 11:35 me voy. El sol ya comienza a apretar, me gusta el calor. De vez en cuando me conecto a internet y recibo y contesto a las innumerables muestras de ánimo y apoyos que me mandan los amigos de la cuadrilla y los de equipo. Muchas gracias a todos, una pesada!!!
"¿Te llevamos?" Aún no... |
Cambio de ropa |
Vuelvo a dejar la mochila y..... |
Aguuuur!! |
Yo creía que desde aquí, inicio de la tercera y última etapa, en una breve subida alcanzaríamos los famosos molinos. Pero para nada, en un claro me fijo que éstos están a tomar por saco, concretamente a 14 kilómetros. Que bajón, y encima me aparece la segunda crisis de sueño. Que mal, que mal!!! Me tomo un cacharro de esos que se supone que te dan energía para cinco horas y parece que este estado de somnolencia total no dura más de una hora. Tras una intensa subida con un par de repechazos por fin llego a Mugarriluze, lugar donde se encuentra el primero de los 78 molinos que componen el parque eólico que debemos dejar atrás a traves de diez kilóemtros y medio de subir y bajar lomas constatemente, siempre en tendencia ascendente. Por cierto, hacía mucho viento y los molinos funcionaban a pleno rendimiento, vaya ruido!
Dicen que a la gente se le hace muy dura esta parte. A mi, la verdad, sin más, ya ni siento ni padezco. Sobre las seis de la tarde, habiendo dejado este tramo atrás, llego a Urbia, para mi sin ninguna duda el lugar más bonito que he visto durante los 100 kilómetros de aventura. Precioso, a los pies de la sierra de Aizkorri, nunca había estado en esta zona y no tengo ninguna duda de que pronto volveré.
A todo esto, hace un rato he intentado contactar con Artetxe, que me iba a esperar en la base del último "grande" que me queda, para decirle que se vaya, que voy más tarde de lo inicialmente previsto. De todas formas, muchísimas gracias por todo, eres un crack.
La subida a Azkorri, divertida, ya son los últimos calentones a las piernas. Mucha piedra, generosa pendiente, bonitas vistas. Llego arriba y ya solo me quedan 10 kilómetros de bajada con un breve repechito. Al principio voy suave porque Maitane aún no ha llegado y quiere verme llegar. En cuanto me avisa que ya está, acelero durante los últimos cuatro kilómetros. Adelanto a gente, no me importa. le pego un toque a Gontzal, que lleva muchas horas preocupado, "Gon, ya no me queda nada, eskerrik asko por todo, de verdad". Por fin llego al pueblo y antes de pasar por meta a las 20:50 me fundo en un sentido abrazo con Maitane. Lo he logrado, he conseguido acabar la HIRU HAUNDIAK. 100 km y 5126 m+.
¿Te vienes txapeldun? |
Tuve muchas dudas, pero una cosa que mi dijo el bueno de Iñaki, uno del equipo, me hizo tranquilizarme en cierta manera... "Arkaitz, ahora todo es mental, el cuerpo ya lo tienes entrenado". Y era verdad, pues acabé muy bien, sin agujetas al día siguiente ni fiebres durante la noche ni nada de cosas raras.
Muchas veces había leído aquello de "el dolor es para un instante, la gloria para siempre" o "si no paras te dolerá un rato, pero si paras te dolerá toda la vida". El caso es que ir como iba durante 89 kilómetros me parecía una irresponsabilidad, pero bueno, espero que esto no tenga consecuencias más allá de dos semanas en reposo.
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Pie izquierdo, ahora sí que ya con marca |
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Tobillo-bota derecha |
En dos años volveré, e intentaré demostrarme que puedo hacerlo en mucho mejor tiempo. O al mneos realizar el recorrido sin problemas físicos, con eso me conformo.