viernes, 8 de noviembre de 2013

Sin hambre

Hace casi dos meses, siete semanas exactamente, que hice mi primera maratón de montaña. La verdad que me recuperé muy bien tanto física como mentalmente de ese esfuerzo, por lo que no quise dar por acabada la temporada, me quedaban fuerzas, o eso creía. Así, os presente en una entrada en el blog (para verla CLICK AQUÍ) una serie de carreras que en su día me apetecía hacer. Pues bien, a falta de disputarse dos pruebas de las que tenía en mente, no he hecho ninguna de las cuatro celebradas hasta ahora. Y las dos que quedan tampoco voy a hacer.

Como digo, acabé bastante bien de la maratón, por lo que enseguida retomé los entrenamientos. Como las carreras que quería hacer eran cortas, cambié la metodología de los entrenos, siendo éstos más cortos y más rápidos e intensos, subiendo incluso algunos días a la pista de atletismo ha hacer series. De dos mil metros, de 800, etc. A gusto.

Pero pasaron los días y fueron apareciendo molestias en mi cuerpo. Y es que parece que los ritmos altos no me van muy bien, pues al igual que el año pasado por estas fechas, volvió el dolor en el trocanter (todavía lo tengo...) y un dolor parecido al que aparece después de un golpe en la rodilla (éste no me lo explico). Es más, una mañana que subí a la pista con intención de hacer serie de 100 metros (para batir el récord del barrio) ví que ahí estaban unos alumnos del instituto con el profesor de heziketa fisikoa. Calenté bien y ya en la segunda serie el dolor en el trocanter se me hacia insoportable. Tiré un par de series más por verguenza torera que por otra cosa, pero finalmente tuve que agachar la cabeza e irme.

Las fiestas de Basauri estaban cerca, comenzaban el 11 de octubre, mientras que la carrera de Arrankudiaga era el día 13. No me iba a engañar a mi mismo, así que la descarté, pero no completamente. En la víspera del txupinazo me descargué el track del recorrido y me acerqué a Arranku a hacerla lo más rápido que pudiera. Al de un minuto de empezar se me paró el reloj-gps...así que media vuelta. No me importó. Al de unos días volví al monte a trotar y de paso quemar unas cuantas toxinas producidas por el zurrakapote y derivados. Después de correr dos kilómetros volví por donde había venido....no me apatecía. No hay hambre por devorar kilómetros.

Incluso haciendo surf me noto un poco desganado. Hoy, por ejemplo, pintaba todo genial, como a mi me gusta. Me levanto en noche cerrada y llego a la playa cuando está amaneciendo. Potentes olas largas con periodos altos y el viento todavía soplando del sur. Eso sí, antes de entrar he contado 36 personas en el agua (a la salida habría casi el doble). A pesar de las buenísimas condiciones, no me apetecía estar en el pico peleando con la gente, por lo que me he quedado algo más atrás perdiéndome las bombas del día. A cambio he podido pillar unas cuantas olas más pequeñas que las de la serie sin necesidad de andar racaneando el sitio ni dando gritos.
Preciosa la mar hoy


De esta manera, hace dos o tres semanas, en pleno proceso febril que arrastré durante unos días, di por finalizada la temporada. Como me encanta correr por el monte y quiero seguir haciéndolo, lo mejor es un descanso activo, es decir, hacer lo que me plazca sin necesidad de seguir un plan específico. Si hay condiciones surf, un paseo por el monte, muy de vez en cuando trotar un rato... Vamos, que lo que voy a hacer es recargarme de motivación otra vez. Estoy seguro de que me vendrá genial una temporadita así. También aprovecharé para pegarme unas buenas fiestas con los amigos antes de ponerme en "modo formal" de cara a la próxima temporada...que promete mucho.

Nos vemos por ahí fuera!!!



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