lunes, 17 de marzo de 2014

BURDINEZKO HARRESIAN KARRADERAN. Crónica

Hacia tiempo que no disfrutaba tanto en una carrera de montaña. Para estar a principios de temporada las piernas respondieron. La cabeza también. Después de casi dos semanas de eterno anticiclón (sí, como lo oyen, más de diez días seguidos de sol), este pasado sábado 15 de marzo amanece con un cielo plomizo y una temperatura de unos once grados. Condiciones ideales para meterse 31,3 km y 1700m+.

Llego a Larrabetzu con tiempo y doy inicio al clásico ritual. Retiro el dorsal, intercambio unas palabras con algún conocido, me pongo el traje de faena y troto un rato. Llego a la línea de salida, en la que ya están casi todos los corredores, así que me coloco en la parte media-trasera. Gritos (aquí se saluda a grito pelado), el speaker, música a todo trapo,...todo se ve interrumpido y se forma un emotivo silencio mientras una dantzari nos baila un aurresku.

Seguidamente, a las 9:30 dan la salida a los más de 250 deportistas. Los primeros dos kilómetros son de asfalto, pero enseguida nos internamos en el bosque rodando por un entretenido camino que tiende a ganar altura y que está salpicado de alguna embarrada bajada que impide que uno pierda la concentración.
 
                                                
Tras un par de tachuelas que hacen que ya comience a sudar, llegamos a un llano. Me pasa un grupo de unos ocho corredores y rápidamente soy alcanzado por otra grupeta. Esta vez me engancho a ellos ya que sé que pronto tendremos un descenso, que lo hago con el freno de mano puesto.

Sin tiempo para acostumbrar a los músculos, tenemos delante una dura subida de nuevo hasta el llano. Y de aquí en unos tres minutos llegamos al primer avituallamiento, situado en la cima del Gaztelumendi, junto a un búnker que servía como nido de ametralladoras durante la Guerra Civil.

Ahora toca bajar a Larrabetzu, donde acaba esta primera parte del recorrido. Cruzo el pueblo entre los ánimos de la gente, toda una gozada. Observo que he tardado en completar estos 14 kilómetros 1 hora y 26 minutos. Voy según lo inicialmente planeado, pues no quería emplear más de una hora y media.

Pronto vuelvo donde más me gusta, a la montaña, corriendo por un tramo en ligero ascenso que está muy embarrado. En una de estas, intentando salvar una piscina de barro, caigo como un panchito en ella, así que decido pasar los siguientes tramos por el santo medio, hundiendo las zapatillas por completo en el rico barrizal.

 
Tras un tramo de ascenso sin descanso llego al segundo avituallamiento, en la cima del monte Arrizurigane. Ahora toca una entretenida bajada donde ya me voy soltando más y consigo adelantar a más de un corredor. Estoy disfrutando. No me encuentro cansado, las piernas las noto bien, no tengo ampollas y la mente la tengo en modo "optimista", pues hoy en ningún momento he pensado en "qué coño hago yo aquí" o similares.

Seguimos hacia adelante con un par de muros que se les atragantan a más de uno. Y así, comenzamos la subida al techo de la carrera, el monte Bizkargi, que al final no se hace tan dura como puede uno pensar viendo el perfil de la prueba. Casi llegando a la cima noto que los gemelos se me quieren subir, "no me fastidies que ya tengo hecho lo más difícil". Rodeamos la ermita y el monumento a los gudaris de la Guerra y tras beber un vaso de agua inicio el descenso. "A fuego" me digo a mi mismo, pero ya no tengo la frescura de antes y al de unos metros me doblo el tobillo. Sin consecuencias, pero decido no arriesgar mucho. Aún así, a alguno ya adelanto.


Pensé que me quedaba clavado
A pesar de que todo es bajada, estos últimos kilómetros guardan un par de trampas en forma de repechos. En uno de ellos, en una zona donde debía levantar la pierna para salvar un obstáculo, se me sube la pierna izquierda (gemelo y cuádriceps, estoy que lo tiro oiga) mientras el fotógrafo me dice que mire a la cámara....sí claro!! También me comenta que a más de uno le ha sucedido lo mismo que a mi. Pues nada, después de cojear durante unos segundos reinicio la marcha y sigo corriendo, voy a darlo todo.


Adelanto a un participante que se ha parado con pinchazos y a otro que se está quitando unas piedritas de las zapatillas. A este último, casualidad, le he visto hoy en una foto en el periódico mientras hacia ayer domingo la Marcha Cicloturista Bilbao-Bilbao, de más de cien km. Yo también tenía pensado hacerla, pero llegué a casa después de una buena parranda a la hora a la que se daba inicio a la marcha. Así que opté por marcharme a la cama.


Solo quedan un par de kilómetros, que los hago muy a gusto, con el único problema de los músculos, pero que no me impiden correr. Entro en el pueblo y todo son ánimos y aplausos. Da gusto correr así. Busco a maitane, que también ha venido pero no la encuentro. Finalmente se reúne conmigo y le comento mis andanzas mientras me como unos bocatas de chorizo frito y jamón en el estupendo avituallamiento de meta.
Definitivamente, una carrera que merece mucho la pena.
Hasta la próxima!!


Crucé la meta en el puesto 163 con un tiempo de 3 horas y 49 minutos. Muy contento.
Clasificación completa AQUÍ.


2 comentarios: